Un plan estratégico es el camino a seguir para llegar al éxito con la empresa. Sin él, es probable que se gaste mucha energía, recursos y que, por ende, no logremos constituir un negocio triunfante.
Por supuesto, todo plan debe tener ciertas cualidades definidas, por ejemplo, el objetivo, las responsabilidades, labores y la fecha o plazo en el que se efectuará. La gerencia o dirección es la encargada de estructurarlo y supervisar sino quincenal, pues mensual. El plan debe tener muy claro cuáles son la misión, visión y valores de la empresa. Y elaborar un análisis FODA que permita enfocar de manera efectiva las tareas y objetivos.
Posteriormente, hay que crear las estrategias que se utilizarán y acciones que se llevarán a cabo y otorgar responsabilidades a todo el equipo. Es imprescindible que la compañía entera conozca el plan y funcione como un solo cuerpo de trabajo.
Una de las partes esenciales es la de evaluación, aquí, se debe estar conscientes de si el plan está surtiendo efecto y si algo no está funcionando. Por ello, es necesario evaluar constantemente y medir si el esfuerzo vale la pena y si no, revisar y modificar. En ocasiones las estrategias están correctas, pero las tácticas empleadas no. Utilizar herramientas de medición como encuestas pueden ayudar a definir mejor las acciones.
Estar pendiente de la competencia es también vital. Se debe vigilar de cerca qué hacen los competidores directos e indirectos, de forma tal, que se pueda evitar caer en sus errores e innovar en estrategias que estén dándoles resultado. Por esa razón el plan estratégico debe incluir también un análisis del entorno y mercado.
La empresa debe estructurar preguntas que los objetivos respondan, de esa manera podrá hacer un plan realmente efectivo. Dentro de esos cuestionamientos están el presupuesto (gastos necesarios e innecesarios), precios (de los productos o servicios de la empresa y de la competencia), productos o servicios (cuál es la demanda y cómo mejorarlos) y la rentabilidad (cuándo desestimar un producto o s