Coeficiente de adaptabilidad: una competencia vital de los nuevos empleados 

Coeficiente de adaptabilidad: una competencia vital de los nuevos empleados 

Tras la COVID-19 la capacidad de adaptarse al cambio se ha convertido en una de las principales competencias a tomar en cuenta a la hora de contratar nuevos empleados.

En décadas anteriores el coeficiente intelectual (IQ), que mide la capacidad del pensamiento analítico, las matemáticas y la memoria era la principal forma de calificar si era apto para el puesto de trabajo.

Sin embargo, con el paso de los años y los acontecimientos que han ido impactando al mundo laboral, han hecho que la inteligencia emocional (EQ) y el coeficiente de adaptabilidad de un empleado sea un punto vital para su contratación.

El coeficiente de adaptabilidad (AQ) por sus siglas en inglés es un concepto que hace referencia a la capacidad de una persona de adaptarse al cambio, siendo flexible ante los cambios organizacionales y estructurales que se presenten en la empresa.

Si bien es cierto que el coeficiente intelectual y el nivel profesional de un empleado por años fue el dúo dinámico y la combinación perfecta para el éxito, en la actualidad debemos incluir el coeficiente de adaptabilidad para crear una triada IQ, EQ y AQ que garantice el éxito dentro del entorno laboral.

Un ejemplo de la importancia de esta competencia en el talento humano es la vertiginosa estrategia de transformación digital que vivió el mundo entero y que generó un impacto, en especial en los países de Latinoamérica, debido a que la brecha digital era más grande comparada con países de otros continentes.

Desde el 2020 la transformación digital se ha constituido en la principal fuerza que ha obligado a los empleados y profesionales a adaptarse a continuos cambios, demostrando que más allá del coeficiente intelectual y su inteligencia emocional, el coeficiente de adaptabilidad es vital.

El coeficiente de adaptabilidad es un indicador que te permite saber lo siguiente sobre el empleado:

–        Su nivel de curiosidad.

–        Su capacidad de apertura ante nuevas situaciones o incorporar nuevas acciones.

–        Su nivel de flexibilidad mental para adoptar nuevas tareas.

–        Su nivel de adaptarse a nuevos espacios y/o compañeros de trabajo.

–        Su capacidad de seguir creciendo pese a las nuevas condiciones.

De igual manera como empleador puedes implementar algunas acciones para apoyar al talento humano a fortalecer su coeficiente de adaptabilidad, tales como:

– Generar espacios de interacción y ejercicios aleatorios fuera de la zona de confort del empleado.

– Utilizar las últimas actualizaciones de las pruebas de personalidad que perciba la capacidad de adaptabilidad del empleado.

– Implementar evaluaciones que comprueben o predigan comportamientos de adaptación o de rechazo al cambio.

– Contar con profesionales entrenados para detectar a aquellos empleados que fungen como agentes de cambio por su capacidad de adaptación.

Los momentos de crisis como lo fue la pandemia se constituyen en un reto para demostrar que tan adaptables somos al cambio, convirtiéndose la adaptabilidad en una competencia vital para todo profesional que desea trabajar en el ecosistema laboral actual.