La capacidad de salir fortalecido de los problemas es una competencia profundamente útil para sobreponerse a las crisis laborales puesto que es imposible vivir evitando las crisis y las caídas, y es necesario que desarrollemos aptitudes que nos permitan superar las adversidades.
La resiliencia es precisamente la capacidad de enfrentarse a los problemas y no solo solucionarlos, sino salir robustecido de ellos. Es una cualidad imprescindible en las personas a nivel personal y laboral, pero también es vital para las empresas. Las compañías resilientes tienen más acceso a redes de apoyo cuando llegan los problemas, reaccionan antes y consiguen salir airosas con más facilidad, y también de las crisis imprevistas. Ante la transformación a marchas forzadas que se presentan actualmente , el dilema está claro: si ser resilientes o sucumbir.
Desde Impulsa Popular compartimos algunas tácticas que pueden ayudarte:
Ten un pensamiento constructivo. Para la hormiga todo su contexto de vida es un obstáculo. Claro, esto es en realidad solo teoría, podemos deleitarnos viendo como las hormigas trabajan sin que nadie las mande y cómo luchan incansablemente por su alcanzar sus objetivos. De nada ayuda ver la parte vacía de la copa en un momento difícil. Mira las situaciones desde un contexto alto, profundo, analítico, buscando siempre la relación causa/efecto que te permita en el futuro no volver a tropezar con la misma piedra.
Desarrolla metas y objetivos. Aquel que no tiene sueños y metas claras es como alguien que se aventura a un peligroso e incierto viaje, sin una ruta clara o un mapa. Puedes encontrarte con una alta probabilidad dando incontables vueltas en el mismo lugar que no te lleven a ninguna parte. Toma lápiz y papel y anota tus sueños, metas y objetivos en la vida, claro que sean realistas, y haz algo todos los días que te haga sentir más cerca de aquello.
Acepta la realidad. Aquel que no es capaz de aceptar la realidad tal y como es tampoco será capaz de cambiarla por algo mejor. No pierdas tiempo buscando culpables de lo que te pasa, ni tampoco cierres tus ojos a la realidad, porque eso es dar lectura errónea para tus decisiones. Busca la manera más rápida y eficaz para pensar en forma concentrada en la solución a la dificultad, entendiendo que lo que ves hoy es parte desencadenante de lo que verás mañana.
Actúa. No hay nada peor que pensar que si no haces nada, todo quedará tal cual, no mejorará ni empeorará. Digamos, pensar que no ejercer acción mantendrá la situación tan mala como lo estaba, ni mejor ni peor, es un error garrafal. Si te quedas allí recostado esperando que la solución llegue a tus manos, olvídate de la resiliencia. Concentra todas tus energías en buscar vías de escape para la adversidad que enfrentas, no hay peor método que el que no se intenta. Todo lo que hagas en pro de buscar una solución ampliará tu visión del objetivo al que quieres llegar.
Confía en ti mismo. Muchas veces partimos el enfrentamiento con los problemas diciendo “yo no creo que pueda” o “esto es imposible”. Elimina esas frases de tu vocabulario ahora mismo. Eres una persona dotada de un cerebro, talentos, dones y mucha inteligencia. Parte enumerando tus cualidades, y luego confíate a ti mismo la solución del problema que exista. Nunca sabrás tus límites hasta que intentes conocerlos.