Tanto los clientes internos como los externos de tu organización son importantes para el éxito de tu negocio.
Los clientes internos son los miembros de tu organización, es decir, tus empleados.
Tu deber es mantener una relación apropiada con ellos y ofrecerles programas de formación constantemente. No basta solo con recompensar su esfuerzo con mejoras económicas, sino que debes procurar que tus empleados se sientan felices de pertenecer a tu organización.
Es importante motivarlos y hacerlos sentir orgullosos de su trabajo, ya que esto les ayudará a establecer una conexión emocional con los clientes externos. Hay tres clases de clientes internos:
1- Los ejecutivos.
2- Los comerciales.
3- Los operativos.
Los clientes externos son aquellos que utilizan los productos o servicios de tu empresa, pero no forman parte de tu organización. Estos son los que proporcionan el flujo de ingresos que la empresa requiere para permanecer y crecer en el mercado. Los clientes externos satisfechos suelen hacer compras repetidas, así como referir a tu negocio a otras personas que conocen. Entre los más comunes están:
1- Clientes leales
2- Clientes especializados en descuentos
3- Clientes impulsivos
4- Clientes basados en las necesidades
5- Clientes errantes
En definitiva, ambos clientes son importantes y no puedes descuidarte en la satisfacción de ninguno de los dos, ya que dependiendo del trato que les des a tus empleados, esto se reflejará en el trato que ellos les den a tus clientes.