La ruptura con Taiwán y las nuevas relaciones diplomáticas con China ha generado debate a favor y en contra en República Dominicana. Por un lado, el gobierno dominicano defiende sus acciones, debido a la inversión de alrededor de 800 millones de dólares que ha prometido China, y por otro, ha originado un ambiente de escepticismo en diversos sectores dentro y fuera del país.
Taiwán siempre fue un gran socio económico para el país y muchas empresas exportadoras de productos agrícolas se beneficiaron de estas relaciones. La ruptura deja en un limbo a gran parte del sector exportador de frutas y otros rubros. Pero no solo crea incertidumbre en este sentido, sino que, también pone en vilo a otros sectores como el de la construcción, el turismo y sobre todo a socios económicos muy importantes como los Estados Unidos.
Según Bernardo Vega, China tiene socios comerciales más cercanos para importar muchos de los productos agrícolas que podría ofrecer República Dominicana. Esa es una de las razones por la cual pequeños y medianos productores no se verían beneficiados. Sin embargo, con Taiwán -al estar en conflicto directo con China-, sí estaba obligada a importar muchos de estos bienes. En este sentido, hay que considerar que la balanza comercial entre la República Popular China (RPC) con los países latinoamericanos le favorece en cuanto a exportación e importación por valor mayor a los U$ 90 mil millones. Aquí vale preguntarse; ¿por qué sería diferente con República Dominicana?
De hecho, según reportes de la revista Newsmax, desde el 2015 las exportaciones hacia China desde República Dominicana han ido en descenso. En el 2015 el valor total en exportaciones hacia el país asiático fue de US$ 273.8 millones, y en el 2017 la cifra cerró en US$ 85 millones. Desde el 2012 al 2016 el país exportó hacia China US$ 1.3 mil millones, cifra que contrasta durante ese mismo período con lo que importó por un valor total de US$ 6.54 mil millones.
En el caso de Taiwán, el país mantiene una balanza comercial más favorable desde el 2013, pero las exportaciones rondan entre US$ 29 y 35 millones al año hasta el 2016. Sin embargo, en el 2017, hasta el octubre de este año, las exportaciones hacia Taiwán habían alcanzado los US$ 60 millones de dólares. Es decir, que hasta la ruptura, el comercio iba en aumento.
Otra de las cuestiones que este nuevo acuerdo crea mucho escepticismo es la inversión que según el gobierno dominicano estaría realizando la RPC en el país. Existen precedentes en países centroamericanos en los cuales el país asiático ha concretado acuerdos similares. No obstante, las inversiones en infraestructura no las han realizado empresas de esos países, sino chinas. Incluso, la maquinaria utilizada también ha sido importada. En otras palabras, aunque por un lado el país podría beneficiarse con las obras, el capital invertido por la RPC vuelve a sus manos. Es un dinero reciclado.
En el caso del turismo, Vega reitera que los chinos no hacen mucho turismo. Y cita el ejemplo de Cuba, que tiene una relación de más de 30 años y la cifra de turistas desde país asiático ronda por los 34 mil al año. La distancia es una de las barreras más grandes en este sentido.
“Es en la inversión directa china donde mejores posibilidades tenemos ya que aprovecharían las ventajas arancelarias que provee el DR-CAFTA. Empresas chinas (estatales o semiprivadas) ya se han establecido en nuestras zonas francas para aprovechar esa ventaja”, opina Bernardo. Y es aquí donde podría trancase el juego con el socio comercial más importante: Estados Unidos.
República Dominicana ha venido aumentando su cartera de productos de exportación hacia el país norteamericano. Y, aunque la balanza comercial continúa con un déficit de más de US$ 3 mil millones, cada vez más empresas dominicanas tienen acceso al mercado estadounidense.
Más allá de cuestiones geopolíticas o militares. El gobierno estadounidense está muy pendiente de lo que podría ser este acuerdo comercial entre República Dominicana y China. En materia económica Estados Unidos podría verse perjudicada si compañías manufactureras chinas se instalan en el país para exportar bienes a suelo estadounidense. Esto podría resultar en presiones o trabas respecto al DR-CAFTA, que a su vez perjudicaría enormemente a las empresas dominicanas y a la economía en general. De hecho, ya especialistas en política económica han sugerido revisar los acuerdos debido a la creciente presencia china en Centroamérica y El Caribe. Y en el país algunos sectores como el agrícola están planteando abrir un diálogo sobre el acuerdo con Estados Unidos.
En conclusión, todo apunta a que las empresas dominicanas que exportaban a Taiwán (mayormente del sector agrícola), deberán ahora comenzar nuevas negociaciones con China y esto mermará su actividad comercial inmediatamente. En el caso de Estados Unidos, todavía el comercio no se verá afectado, pero el sector empresarial dominicano deberá estar muy pendientes de los próximos pasos diplomáticos del gobierno.