En materia de franquicias, el franquiciador (aquella persona que garantiza la licencia a un tercero para conducir un negocio de su marca) no solo especifica los productos y servicios que serán ofertados por el franquiciante (la persona o compañía a quien se le cede la licencia) sino que también el franquiciador debe proveer un sistema operativo, la marca y soporte.
En varios sistemas de franquicias exitosos, la cantidad pagada por el franquiciante como la tasa inicial de franquicia será normalmente suficiente para cubrir los gastos para poner en marcha exitosamente el negocio. Suele incluir entrenamiento, publicidad y cualquier costo relacionado a asegurar y aprobar la locación para el negocio del franquiciante, entre otras cosas. Por lo tanto, no es de este inicial el que el franquiciador obtiene beneficios.
Es entonces a través de los pagos periódicos de royalty, que es una tarifa continua que el franquiciante paga al franquiciador, a través de la cual el franquiciador obtiene los beneficios económicos e incluso puede usarlos para brindar soporte a las franquicias y fomentar el crecimiento general del negocio. Esta tasa es un porcentaje de las ventas brutas y se paga comúnmente de manera mensual o trimestral.
Generalmente el pago de royalties es visto como una tasa vinculada al soporte continuo que debe suministrar el franquiciador. Todo el soporte brindado a través de consultores, planes de marketing, estrategias de negocio, etc., se encuentra sustentado sobre estos pagos continuos. De igual forma, sobre los royalties se sustentan las iniciativas por parte del franquiciador para expandir el negocio, desarrollar la marca e incluir nuevas franquicias.
Ahora bien, ¿cuánto debe esperarse pagar a través de los royalties? Existen numerosas formas en que los franquiciadores establecen cuál será la tarifa constante de royalties. La más frecuente es un porcentaje de las ventas brutas, que ronda entre cinco y nueve porciento. Con ventas brutas nos referimos a los ingresos a partir de la venta de bienes, servicios y otros productos de mercancías de la franquicia y de la que no se han reducido descuentos, impuestos o ajustes de devoluciones, créditos, etc. En este caso se habla de un porcentaje fijo, pero puede también ser un porcentaje que se incremente o disminuya dependiendo del nivel de las ventas. Algunos franquiciadores requieren un pago mínimo de royalties por cada periodo, otros definen una cifra fija basado en rangos de venta, e incluso, otros no piden ningún pago en absoluto aunque si requieren de manera obligatoria que se compre los productos de suplidores designados y de este modo generan un ingreso constante de las operaciones de la franquicia.
Sin esta tarifa, la compañía no podría respaldar la marca y sus operaciones, perjudicando a todos los franquiciados. La mejor forma de calcular qué tan razonable es esta cifra es determinar el beneficio de la franquicia luego de todos los gastos, incluyendo los royalties. Se compara entonces el ingreso promedio a la inversión inicial para el negocio y se determina la tasa de rendimiento esperada a recibir.
Hay quienes hacen la analogía con los servicios de afiliaciones. Mientras existe un costo inicial para unirse como miembro al sistema de franquicias, los pagos de royalties son vistos como las tasas de afiliación requeridas para mantener la misma. Los royalties son contribuciones eficientes a todo el sistema de la franquicia ya que garantiza que las actividades fluyan sin inconvenientes entre el franquiciador y franquiciante y benefician el crecimiento de la franquicia.