Por su significado, el término “web” aplica para dar sentido a aquellas plataformas informáticas que contienen información sobre instituciones, comunidades, individuos, mientras que los enlazan simultáneamente. Como parte de nuestro negocio existen algunos puntos importantes a tener en cuenta antes de desarrollarla:
Primero, ¿para qué queremos un sitio web? Si bien, se trata de una plataforma que dice más sobre nosotros o nuestra empresa de cara lo externo, es importante dar respuesta a esta pregunta porque de ahí determinaremos si es realmente necesaria para nuestro rubro, si existe otra forma de comunicación más efectiva con nuestro público meta, e incluso, nos dice qué debe contener y que no.
Personalidad. Así como nuestra marca, la web debe tener una personalidad propia que si bien se desprende de nuestra identidad corporativa o profesional, la complemente e incluso la exalte. Se debe tener en cuenta que, en muchas ocasiones el acercamiento que tienen los consumidores de nuestro producto/servicio es limitado, por lo que la web representa el espacio perfecto para que el mismo conozca mejor nuestra marca, le ofrezcamos un valor añadido y conecte con más con nuestra marca.
Navegación. Un sitio web puede darnos interacciones ilimitadas. Debemos definir claramente qué queremos que haga nuestro target en este medio: ¿qué nos conozca mejor? ¿Qué explore otros productos? ¿Qué conozca los puntos de distribución? ¿Qué compre online? Son preguntas importantes que definirán el siguiente punto.
Interactividad. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a dejar que se acerquen nuestros clientes? Las características de nuestra empresa o la etapa en la que se encuentre quizás solo requiere un espacio que contenga información institucional o nuestros datos profesionales. Tal vez, nos vendría bien crear una apertura a la interacción a través de foros, actividades, servicios complementarios o programas de fidelización a los que nuestros clientes o consumidores potenciales puedan tener acceso a través de este tipo de plataformas.