La línea gráfica para la identidad corporativa viene a ser lo que en literatura es el hilo conductor. Consiste en la dirección y coherencia entre cada uno de los elementos del diseño en la comunicación gráfica de tu empresa, por ello debe ser una constante en cada pieza, cada plataforma, cada momento de presentación de la marca. Ahora bien, ¿Cuáles son esos elementos básicos que trazan la pauta?
La posición número uno es el logotipo, este es el distintivo que representa la empresa combinando tanto el nombre como elementos simbólicos que hablen de nuestro producto-servicio. A partir de ahí se puede definir el estilo que marcará todo lo que queramos decir sobre nuestra empresa visualmente.
Desde el logotipo podemos extraer otras dos partes importantes de la línea gráfica: los colores, tipografía, simetría- composición.
Color, aplicando la psicología del color y el contraste podemos decir mucho sobre la personalidad de la marca, su energía, generando una reacción estética por parte de quien lo aprecia y que incluso puede desarrollar un vínculo más fuerte con nuestro público meta.
Tipografía, definida como el conjunto de letras diseñadas con unidad de estilo de modo que su apariencia y dimensiones le aporten a la comunicación del mensaje en el que es utilizado.
Composición y simetría. La composición comprende la relación del todo con sus partes y dentro de la comunicación gráfica busca sobre todo mantener el equilibrio. Dicho equilibrio parte de las leyes de la simetría, es decir, la articulación de formas, tamaños, distribución del espacio respecto a un punto, una línea o un plano.
Cada elemento debe comportarse de manera similar independientemente del tipo de pieza comunicativa, mientras que, a la vez, debe adaptarse también a las características de la plataforma en que será expuesta. De este modo, podremos proyectar unidad independientemente del cambio de formatos, del momento o la persona que la diseñó, logrando ser identificados más fácilmente.