El “design thinking” es una herramienta de gran utilidad orientada a promover la innovación en las organizaciones de una forma efectiva y centrada en los usuarios, ofreciendo una perspectiva mediante la cual es posible identificar los retos, detectar necesidades y, finalmente, solucionarlas.
Es útil en materia de marketing, pues es una metodología que toma en cuenta al usuario, desarrollando empatía con él a partir del estudio del mismo. Una de las prácticas más importantes que permitirá llevar a cabo esta metodología es crear un tipo de usuario (prototipo o “buyer persona”) para el cual sea diseñada la campaña, definiendo así el punto de vista a partir del cual se debe concebir.
¿Cómo debe ser el diseño?
Se deben formular tantas ideas como sea posible, utilizando técnicas de brainstorming, investigando sobre el cliente, etc. En los últimos años el marketing se ha centrado en las personas y en sus experiencias vitales, mucho más allá de los productos. En este sentido, estudiar a los consumidores y construir a partir de sus experiencias, logrará que se obtengan prototipos de las ideas más prometedoras, así como poder probarlas en los consumidores modelo, una de las prácticas más útiles para comprobar la interacción con la campaña a ejecutar.
Para lograr esto es importante contar con un diseño de experimento, que en este caso sería la base del marketing ágil.
Para poder diseñar campañas orientadas al éxito desde su concepción es imprescindible realizarlas en torno al cliente en vez de al producto, y seguir los siguientes pasos:
Formular hipótesis: es la base fundamental del diseño de experimentos para tu campaña. Se trata de la formulación de preguntas estratégicas sobre las necesidades y requerimientos del cliente.
El producto mínimo viable: es una versión parcial de una campaña, orientada a descubrir rápidamente qué requiere el cliente y empleando para ello el menor esfuerzo posible. A su vez, se debe llevar a cabo un fragmento de una campaña basada en el conocimiento del cliente y la hipótesis, recordando que es una versión parcial.
A/B Testing: el término test A/B se utiliza en el ámbito del marketing para describir experimentos aleatorios con dos variantes, A y B, siendo una la de control y la otra la variante. Otra forma de referirse generalmente a los test A/B es con el término split test, aunque este último método se aplica cuando se realizan experimentos con más de dos variantes. Estos tests son muy útiles para probar en los modelos de consumidores un elemento de campaña en alguno de los canales que te propongas.
Cuentan con la misma inversión y están dirigidos a captar exactamente el mismo público, en caso de ser necesario, podrían agregarse más diseños o variantes para obtener resultados más diversos. La estadística resulta de la cantidad de clics, vistas y alcance de la publicación ofrecerá un informe sobre la efectividad de cada anuncio, lo cual definirá qué tipo de diseño publicitario funcionará mejor en tu campaña futura.
Validación e iteración de datos: La validación de datos del diseño experimental de la campaña consiste en lo que hemos descrito anteriormente como la fase de tipificación, En esta fase se comprueba, mediante las métricas adecuadas para cada experimento, qué tipo de mensaje es más efectivo en el diseño experimental que hemos propuesto.
Lo más importante de la validación de datos es que permite verificar gráficamente los resultados de los experimentos, de modo que los datos deben ser tabulados, estudiados y analizados utilizando métodos de creación de informes que funcionen para evaluar claramente las prácticas más y menos efectivas. Todo el equipo debe reunirse a validar los datos y aportar nuevas ideas para la formulación de nuevas propuestas, basadas en los aprendizajes obtenidos.