Cuando se contrata a un empleado se debe hacer un contrato de trabajo donde queden estipulados los derechos y deberes de ambas partes. En él se deben estipular la cantidad de horas que el empleado debe brindar a la empresa, el salario que va a recibir, las obligaciones con las cuales debe de cumplir diariamente, los beneficios adicionales que recibirá por parte de la empresa y el tiempo de la duración del contrato, en caso de que sea definido.
Si en algún momento, el empleado descuida el trabajo o no cumple con los deberes laborales estipulados, el empleador tiene el derecho de tomar acciones dependiendo la magnitud de la falla.
Por ejemplo, si un empleado está llegando tarde al trabajo, el empleador puede colocarle sanciones, pudiendo no pagar las horas no laboradas. Por otra parte, si un empleado no está cumpliendo con sus obligaciones cotidianas, el empleador puede colocarle una ficha, que al cumulo de una cantidad definida podrían tener como consecuencia la expulsión.
Es preciso recordar que antes de tomar cualquier medida hay que investigar el porqué de la situación,y es que el empleado puede estar pasando por situaciones personales difíciles, lo que da como resultado un descuido laboral. El deber de un buen líder antes de tomar cualquier tipo de acción es hablar con su personal, preguntarle qué está pasando y cómo lo puede ayudar. En caso de que aún así persista la falla, pues, entonces, actuar.
La expulsión del empleado debe ser la última opción, pero lamentablemente hay casos en que simplemente es la única opción. Por ejemplo:
-Falsificación de documentos por parte del trabajador.
-Actos de violencia.
-Daños materiales causados de manera intencional.
-Ejecución de actos delictivos.
-La declaración pública de asuntos privados de la empresa.
-Incumplimiento de las órdenes de seguridad de la institución.