Todo empresario a la hora de emplear una persona debe realizar un contrato de trabajo para que ambas partes tengan definidas sus funciones, obligaciones, derechos y sobre todo, para que el acuerdo quede amparado bajo la ley.
Un contrato de trabajo puede definirse como un acuerdo entre el empleador y el empleado en el que se estipulan derechos y deberes para ambas partes a cambio de una retribución económica.
Entre los contratos más utilizados podemos citar el contrato formativo, por obras o servicios, contratos para personas con discapacidad, contratos para investigación, contrato definido e indefinido. En este artículo nos vamos a centrar en los contratos de trabajo definidos y los indefinidos, ya que son las modalidades más utilizadas.
El contrato definido tiene una duración definida y determinada. Se realiza en base a un tiempo estipulado. En tanto, en los contratos definidos, la empresa generalmente antes de renovarlo se valúa si el empleado cumple con sus expectativas y tiene un buen desenvolvimiento en el trabajo o si la empresa está en capacidad de seguir pagando los servicios prestados.
Los contratos indefinidos operan de manera diferente. En ellos el tiempo es ilimitado, ósea, no tiene fecha de vencimiento. En estos contratos, las empresas tienen más compromisos con los empleados y solo dejan de estar vigentes por causas justificadas.
Muchos empresarios prefieren realizar contratos indefinidos ya que al ofrecer estabilidad laboral y confianza a sus empleados, reciben a cambio compromiso y un mayor rendimiento. Pero recuerda que sea cual sea el tipo de contrato para desventaja del empleador, el empleado puede decidir en cualquier momento cuando renuncia.
Por esto y mucho más, desde Impulsa Popular te recomendamos que evalúes bien el tipo de servicio que requieres de tus empleados antes de proceder a realizar el contrato de trabajo para que así recurras al que más se adapte a tus necesidades.