Innovar y emprender son dos conceptos utilizados en el lenguaje empresarial de hoy en día con mucha frecuencia. De hecho, a los dueños de las pymes se les suele llamar popularmente emprendedores e innovadores si llegan a marcar una notada diferenciación con un producto no existente o mejorado en el mercado.
Innovar es cambiar y romper con esquemas tradicionales de hacer las cosas. Desde la mirada de los negocios, las empresas que innovan son aquellas que implementan nuevas estrategias e ideas de valor agregado acorde a los nuevos tiempos .
Los expertos explican que las empresas dedicadas a desarrollar tácticas innovadoras, tienen mayor oportunidad de crear ventajas competitivas en el mercado, y por tanto, a expandirse económicamente.
En los últimos años, y debido al avance veloz de las nuevas tecnologías, las compañías están tomando mayor conciencia de la importancia de ofrecer ese elemento diferenciador e iniciar la carrera para llegar primero que sus competidores.
Por otro lado, emprender es un término utilizado con regularidad para definir a aquellas personas que desarrollan una idea de negocio. Sin embargo, para enriquecer el concepto, es bueno saber que un emprendedor es quien comienza una empresa o proyecto prometedor, sostenible y rentable, especialmente si encierran dificultades lo que se define como la identificación de una oportunidad, con la obtención de recursos para crear valor social y económico.
Grosso modo, al profundizar ambos conceptos vemos que no se puede emprender sin innovar. Es imposible colocarse en un mercado sin contar con una ventaja competitiva. Un negocio que ofrece exactamente lo mismo que el resto del mercado, no asegura una trayectoria promisoria, y por tanto, sostenible.
Para que una empresa sea pujante y robusta a lo largo del tiempo, debe generar ventajas con una sólida propuesta de valor, novedosa con características preferiblemente inimitables, que sean relevantes para los consumidores.