Emprendiendo desde lo cultural/creativo: la próxima frontera

Emprendiendo desde lo cultural/creativo: la próxima frontera

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) planteó en 1982 que la cultura puede considerarse como “el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social.

La definición de cultura engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias:”.

Esta definición, bastante amplia en su concepto, puede ser resumida en que cultura es todo aquello que nos hace ser quienes somos como seres humanos y racionales.

Otro concepto importante al momento de hablar sobre emprendimiento cultural es el de las industrias creativas, que han sido englobadas recientemente bajo el concepto de “Economía Naranja”.

Las llamadas industrias creativas y culturales, conocidas desde hace un tiempo como “Economía Naranja”, son el conjunto de actividades que -de manera encadenada- permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios, cuyo principal valor puede estar basado en la propiedad intelectual.

Su principal insumo son el talento y la creatividad y, como se señala desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID),  es capaz de generar empleo, riqueza y tener un impacto en la calidad de vida.

¿Cuáles disciplinas comprende la economía naranja? Entre otras, incluye la industria del arte y todas sus disciplinas, pero también arquitectura, cine, diseño, publicidad y televisión.

Otras disciplinas incluidas aquí van en la línea editorial (narrativa, poesía, ensayo…), el teatro (dramaturgia, actuación, producción), la animación, los videojuegos, música,  moda, gastronomía, artesanías, turismo y el patrimonio cultural, tanto tangible como intangible.

Como vemos, se trata de un segmento bastante amplio y diverso el cual genera un tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y unos 29.5 millones de empleos en todo el planeta. ¡Nada mal para una serie de acciones que, en tiempos anteriores, implicaban “morirse de hambre”!

De hecho, un calculo hecho por el BID en 2013 indica que, si la economía naranja y todo lo que genera a nivel mundial fuese un país, ¡sería la cuarta economía del mundo entero! Pero hay más, sería el noveno mayor exportador de bienes y servicios, y la cuarta fuerza laboral. Este dato aparece en el informe “La economía naranja: Una oportunidad infinita” de la entidad.

Varios años más tarde, el BID comisionó junto a la Organización de los Estados Americanos (OEA), y el Consejo Británico (British Council) un informe sobre Economía Naranja en el continente americano, de donde se sostiene que la contribución de las industrias creativas al PIB en los diferentes países de la región va del dos por ciento en Chile, a más de diez en Brasil y Estados Unidos.

El informe dice, además, las tasas de crecimiento en el sector son “consistentemente más altas” que el promedio de los otros sectores económicos.

América Latina es una región con una cultura sumamente rica, y dentro de ella, la República Dominicana tiene mucho que aportar. Contamos con cuatro patrimonios culturales intangibles de la humanidad y una herencia que bebe directamente de otras culturas.

Precisamente es esa riqueza esa es una de las mayores cartas de América Latina para seguir apostando a este sector y demostrarle al mundo el impacto de las industrias creativas y culturales en nuestra calidad de vida.

Sin embargo hace falta poner a los artistas, gestores culturales y creativos en general con el reto de crear soluciones de emprendimiento en las que puedan potenciar sus ideas y co-crear soluciones innovadoras a los problemas que representa el contexto actual.

Visto lo que hasta ahora hemos visto y reiterado todo lo anterior, ¿cómo empezamos a definir y a preparar un programa de motivación y acercamiento al emprendimiento cultural? Pues por lo más elemental: su definición.

Definimos  “emprendimiento cultural” como la utilización de modelos y herramientas empresariales que tienen como fin la creatividad artística, su impulso o puesta en valor, así como se sirven de la utilización de intangibles como principal materia prima.

Actividades relacionadas con el patrimonio, las artes, los medios y el diseño tienen la característica única de estar conectadas con la identidad, la educación, la industria tradicional, las comunidades y la internacionalización.

En República Dominicana necesitamos mas empresas culturales y creativas en todos los niveles, desde el autoempleo hasta aquellas que nos conecten con el resto del mundo, como se ha logrado en algunos escenarios.

Un aspecto importante que no debe dejarse de lado es que los emprendimientos culturales tienen un impacto real sobre la generación de beneficios en los territorios donde son implementados. No solo en lo económico, sino también en el desarrollo de un publico con mayor interés en conocer y aprender. Es un ganar-ganar.

Sin embargo, la realidad triste al final del dia es que en el ecosistema de emprendimiento, los vinculados a temas culturales suelen ser “el hermano menos desarrollado” y tal vez el más complicado de todos.

No es para menos. ¿Cómo vender cultura? ¿Cómo poder crear un negocio partiendo de bienes y saberes no tangibles? ¿Cómo convencer al público que debe invertirse en cultura para un desarrollo individual y colectivo?

Quienes tienen proyectos de emprendimiento cultural se ven en la dificultad de ser al mismo tiempo promotores y evangelizadores del emprendimiento cultural a todos los personajes del ecosistema, desde los inversionistas hasta el propio publico

La realidad práctica del emprendimiento cultural se mueve entre los casos de flexibilidad enriquecedora hasta ejemplos de precariedad extrema y síntomas de auto-explotación, que deben apostar, tanto por la supervivencia económica de los proyectos, como por la aplicación del talento en tareas que le son propias.

Pretendemos empezar a “pensar fuera de la caja” y buscar la forma de que aquello que nos apasiona hacer se vuelva en una fuente de ingresos que permita continuar haciéndola sin preocupaciones.

Ahora bien. Ante la situación actual de cuarentena como medida fundamental de enfrentamiento a la pandemia de COVID19, han sido precisamente las actividades creativas, culturales y de entretenimiento las más afectadas. No en vano se menciona en un articulo que a los trabajadores del sector creativo, principalmente a los freelancers, se les dificulta sobrevivir.

No es para menos. Los conciertos, festivales y otros espectáculos en general que impliquen asistencia masiva de personas están suspendidos y serán los últimos en regresar.

Mientras en República Dominicana se habla de agosto, en otros países de la región como Costa Rica se dice que para septiembre y con la mitad de capacidad de los espacios.

¿Cómo sobrvivir? ¿Cómo competir? ¿Cómo enfrentar esos retos? La transformación digital empieza a ser esa nueva frontera a descubrir y un territorio de conquista que pueda significar mantenerse a flote.

Las plataformas digitales han democratizado el acceso a contenido, y entre ellos también están los contenidos culturales.

Han sido ellas las que nos han ayudado a que quedarnos en casa no sea un acto muy sacrificado. Nos han ayudado a invertir creativamente el tiempo.

De pronto el solo hecho de estar presente en plataformas como Youtube, Behance. Spotify o Wattpad permiten a los creadores de contenidos creativos acceder a un publico que de otra forma no tendría tal posibilidad, y de rentabilizar su trabajo creativo.

Hemos visto como iniciativas como el teatro han tenido que adaptarse a cambiar los escenarios por zoom, como Instagram se ha convertido en un canal difusor de la obra literaria de autores emergentes y Facebook ha vuelto a ser un espacio para que el dialogo de los académicos e intelectuales pase de ser una conversación entre dioses a algo “cool” e interesante.

Las grandes ideas surgen de los grandes retos. Los paradigmas cambian ante las crisis. Los miembros de la industria creativa necesitan pensar fuera de la caja.

Hace falta un espacio en donde los emprendedores con ideas se puedan encontrar con otros que tengan soluciones con miras a crear proyectos que aporten valor personal y colectivo a la economía naranja.

Sobre Alexei

Alexei Tellerías (Santo Domingo, 2019) Periodista, escritor, artista multidisciplinario y gestor cultural con más de una década de experiencia en el área.

Coordinador General de El Arañazo, Plataforma Cultural desde su fundación en 2011, entidad destinada a la realización de eventos culturales con especialidad en artes visuales contemporáneas y literatura.

Entre las actividades culturales en las que ha participado en labores de coordinación, planificación y/o colaboración, se encuentran:

  • Feria Internacional del Libro Santo Domingo
  • Festival de Poesía en la Montaña
  • INDEX International Arts Festival
  • Festival Internacional de Performance IndependenceDOM
  • Festival Internacional de Arte Contemporáneo KilómetroCERØ
  • Encuentro de Escritores Caribeños “Lengua de Mar”
  • “100 mil poetas por el cambio Santo Domingo” (2011-actualidad), “Lunática Open Mic”
  • Poetry Slam Erredé