Todo proyecto necesita del desarrollo de una secuencia de pasos para poder ser llevados a cabo, ya sean a corto, mediano o a largo plazo. Todo va a depender de su complejidad y de su inmediatez.
En el caso del mediano plazo conocido por sus siglas en inglés como MTP, cierra la brecha entre los proyectos de ejecución inmediata y los proyectos que exceden un periodo de tiempo de más de 10 años.
En este tipo de planificación se estipula que un proyecto se lleve a cabo entre dos a ocho años, a diferencia de los de corto plazo que van desde un mes hasta un año y los de largo plazo que pueden tardar hasta décadas.
El plan a mediano plazo se va trabajando de manera pausada pero efectiva y se le da a conocer a todos los integrantes de la compañía. Un ejemplo de un proyecto a mediano plazo es crear una fuerza de trabajo más autónoma y autodirigida, esto no se puede lograr inmediatamente porque se necesita capacitar a los empleados y en algunos casos cambiarlos. Además, de crear una política interna que promueva este estatuto.
En el MTP se suelen incluir los asuntos financieros de la empresa, el futuro de la industria y la competitividad, así como también el posicionamiento. Por ejemplo, una marca puede elaborar un plan de mercadeo para empezar a ver sus frutos en dos años, realizando publicaciones en medios tradicionales, digitales, campañas publicitarias, lanzando nuevos productos, fortaleciendo su fuerza de venta, entre otras.
En definitiva, el mediano plazo en la planificación de un proyecto muestra el pasado de la empresa y el futuro, partiendo de donde ha estado para planificar hacia donde debe ir.