El diseño y distribución del espacio en los entornos laborales puede afectar significativamente el rendimiento de cada miembro de la compañía, ya que hay variables que inciden no solo en capacidad de desarrollar el trabajo asignado, sino también en el humor y la motivación de cada individuo. Desde un espacio suficiente para el número de empleados, condiciones climáticas laborales favorables, hasta un decorado que no distraiga u obstruya el rendimiento de las tareas.
Algunos factores que podemos resaltar son:
Funcionalidad del espacio: la funcionalidad responde a las características que debe cumplir un espacio para posibilitar el correcto desarrollo de las actividades para las que fue creado. En este sentido, un espacio de trabajo es funcional siempre y cuando los empleados puedan tener un espacio suficiente y adecuado para las tareas a llevar a cabo, sin interrumpir las tareas de los demás y se relaciona con el equipamiento, condiciones de iluminación, ventilación, circulación, etc.
Iluminación: una deficiencia en la cantidad de luz en el espacio de trabajo, puede generar fatiga visual, cansancio, errores en las tareas, depresión, disminución de la productividad e incluso, dependiendo de la naturaleza misma del trabajo puede significar accidentes. Un entorno bien iluminado se traduce en un aumento del desempeño. Es importante verificar las fuentes de luz ya sean naturales (a través de ventanales), como artificiales (bombillas y lámparas) de modo que exista un equilibrio entre la calidad y la estabilidad de la misma.
Ventilación: las condiciones de temperatura, humedad y circulación del aire en el espacio de trabajo repercuten directamente en las condiciones físicas del empleado, generando incomodidad, dificultando la productividad, alergias, entre otros. Es importante contar con ventanas o buenas instalaciones de aire acondicionado o calefacción (dependiendo del contexto geográfico) así como también revisar periódicamente el mantenimiento de los mismos.
Mobiliario: tanto la carencia como el exceso de mobiliario puede incidir favorable o desfavorablemente en un espacio de trabajo, atendiendo al tipo de tareas que van a llevarse a cabo el mismo. Debe contemplarse el flujo de trabajo, para que el proceso de una posición no interfiera en las labores de otro instalado en el mismo espacio.
El considerar estos cuatro aspectos al momento de instalar a un grupo de trabajo en un espacio determinado permitirá aumentar al máximo su productividad, evitando molestias o riñas por tareas propias de cada posición, por cambios de humor debido a factores externos, o por distribución de materiales y superficies de trabajo.