El líder de toda organización debe tener la capacidad de generar sentimientos positivos en su equipo de trabajo. En ese sentido su papel para impregnar inspiración, pasión y entusiasmo resulta clave para asegurar el éxito empresarial.
La actitud, por tanto, de un verdadero líder debe de mantenerse optimista, buscando ayudar, incentivar y colaborar con sus empleados o quienes están junto a él.
La visión del líder esta siempre basada en ciertos aspectos:
Lo primero es que procura hacer entender que todos cumplen una función específica y son importantes para el logro de la empresa, que la empresa tiene una visión clara y que en base a ella será que trabajarán. Si no se tiene un objetivo en la vida, en la profesión o en el trabajo ¿qué es lo que impulsará a que se levanten cada día?
El líder convence a su equipo de que las cosas que llevan a cabo son importantes y que es rentable seguir adelante con la idea de negocio o con el proyecto sobre el cual se esté trabajando.
Una de las frases que está siempre en la mente de los verdaderos líderes es la siguiente: “Hoy será un gran día, incluso mejor que ayer”.
El líder busca hacer sentir bien a su equipo de trabajo de forma que reconoce y exalta sus cualidades. Ejemplo de ello: “Ustedes saben cómo se hacen las cosas, tienen la capacidad o son buenos en lo que hacen”.
Además de procurar también que las personas que trabajan con él sientan pasión por el trabajo, servicio o producto que ofertan. “La calidad de los servicios que ofrecemos impacta positivamente a nuestros clientes, estamos logrando que sus expectativas sean superadas”, suelen decir.
Otro ejemplo sería: “Gracias a su esfuerzo, trabajo y colaboración las ventas han crecido este trimestre, sigamos en ese mismo ritmo y juntos lograremos que nuestra empresa se mantenga de forma rentable y con crecimiento constante.”
Ahora bien, como el trabajo que se hace con personas no siempre es perfecto, el líder debe saber cómo corregir a los miembros de su equipo para esto se coloca él mismo como ejemplo y se hace la corrección en base a su propia persona, aunque la persona a quien va dirigida dicha amonestación percata el mensaje oculto.
“Debemos reconocer que como humanos tendemos a fallar, nos podemos equivocar. Aprendamos que cada error trae consigo una consecuencia y por ende una responsabilidad. Aceptemos lo que hemos hecho mal, analicemos y aprendamos para que no vuelva a ocurrir”.
En los momentos en que, por alguna razón, la competencia de la empresa les lleva la delantera, el líder no permite que su equipo se sienta vencido. Usará discursos como: “Es cierto, posiblemente nos lleven un peldaño pero nosotros somos buenos en lo que hacemos y si unimos esfuerzos podremos superarlos, no es que los subestimemos, sino que demos lo mejor de cada uno.”
Ser un líder requiere de mucho dominio propio y de una actitud proactiva que resulte ser contagiosa. De manera que su equipo de trabajo busque imitarlo y dar lo máximo de su potencial.
Ante momentos conflictivos procura mantener la calma, comunica todo el tiempo y recuerda ser coherente con la visión hacia la cual intentas dirigir tu empresa.