Mientras hay tanto “trajín” para empujar la empresa hacia adelante, es muy fácil perder la visión y el enfoque inicial de los objetivos trazados para la organización de la compañía que recién estás emprendiendo. ¿Tu empresa tomó acciones esta semana que han empujado más y más su visión a largo plazo? ¿No? ¿Qué tal este mes? ¿En este trimestre?
¿Se está logrando capital, obteniendo más clientes? ¿El producto está generando interés en el mercado? Al mismo tiempo, ¿Se ejecuta una amplia gama de proyectos para mejorar tu porción particular en la empresa sin ningún tema general o dirección común? ¿Qué hacer para que la corriente de agua no nos desvíe del camino original de la compañía?
Piensa en un equipo de remo sin capitán y sin destino, en el que cada remador está trabajando de forma independiente para impulsar el barco lo más rápido posible y en las direcciones existentes. Mientras, sus competidores, que no sufren de esa falta de visión, no dejan de invadir su negocio.
¿Suena familiar? Muchas empresas luchan con la falta de dirección y la visión a largo plazo se inundó por las preocupaciones y las crisis del momento. Cambios como el de personal, superiores e inclusive de proyectos, pueden desviar la atención de la visión primaria de la institución.
Un enfoque a corto plazo puede conducir a un ambiente tóxico en el que los empleados se vuelven menos motivados y más cínicos. Algunos pueden trabajar sus tareas completas, otros la hacen a media; mientras el resto hace lo mejor que puede, yendo a una deriva y deterioro lentamente. Se necesita un líder fuerte para tirar de un negocio fuera de su espiral descendente.
Cuando llegue ese momento, toma las riendas:
1. Desarrolla prioridades a largo plazo.
2. Cohesiona las iniciativas entre sí.
3. Genera confianza a través de ejecuciones a corto plazo sin dejar que se esfumen en el camino.
4. Las victorias rápidas ayudan a construir el impulso global de nuestras prioridades y crean un sentido de inevitabilidad en torno a la visión.