Los errores de dirección y la falta de expectativas profesionales son las causas más frecuentes que pueden provocar el “síndrome del empleado quemado”. Pequeños trucos de cómo hablar con los superiores o marcarse objetivos parciales ayudan a reducir sus efectos.
Un estado de agotamiento físico, emocional y mental hace que el trabajo deje de tener sentido. Este es el triple síntoma del síndrome de burnout o del empleado “quemado”, que se empezó a estudiarse en Estados Unidos a finales de los años 70, al analizar porqué muchos empleados adoptaban una actitud cínica y negativa hacia los clientes.
Según los expertos, la pérdida de interés por el entorno laboral es un proceso cíclico que se cumple cada cuatro años y es debido a una limitación de las funciones o de las responsabilidades y a la monotonía laboral. Estos efectos se pueden evitar reorientando a las personas en sus asignaciones para que no se quemen.
Errores de dirección
Algunos jefes no ofrecen a los empleados una visión de conjunto sobre el trabajo. No informan o no permiten que influyan en la toma de decisiones. Además, los superiores transmiten la problemática a todo el equipo, cuando los objetivos y la forma de conseguirlos están impuestos desde arriba o no están bien definidos.
Conflictos entre compañeros
Un clima laboral desagradable puede también estar provocado por los propios compañeros, cuando realizan mal el trabajo por falta de interés o porque existe una excesiva competencia entre ellos.
Promoción profesional
La falta de promoción interna produce apatía laboral. Si ante una vacante en puestos de responsabilidad se hace pública la posibilidad de ascender, en lugar de buscar a alguien fuera de la empresa, tomar en cuenta al talento interno hace que los empleados se sienten más comprometidos.
Desconocimiento del equipo
A veces los directivos no saben motivar porque no conocen bien a su equipo. Los superiores deben captar las habilidades de cada uno para reorientar su carrera profesional o cambiarles de área funcional.
Horario excesivo
La prolongación sistemática de la jornada laboral se debe a una mala organización del trabajo o a que faltan los medios suficientes para llevarlo a cabo, lo que origina minar la disposición de todo el equipo. Si se esto ocurre por algún un nuevo proyecto en marcha, el trabajador no se quema, porque sabe que es temporal. Pero cuando esta situación forma parte del propio trabajo, se llega a plantear la opción entre la vida privada y la laboral, lo que puede dar lugar a sinsabores entre los colaboradores.
Cambios en la empresa
Los cambios continuos que no guardan consolidación o consenso entre los equipos pueden también provocar una pérdida de interés general. Ante ello, recomendamos considerar en casos puntuales escuchar las voces de los colaboradores, valorar sus opiniones y evaluarlas antes de tomar una decisión definitiva.