Mindfulness es un término que se ha popularizado en los últimos años y sobre el cual han surgido nuevos espacios (presenciales y virtuales) para ejercitarlo. A grandes rasgos, se define como una filosofía de vida que plantea la consecución del bienestar, tranquilidad mental, enfoque y productividad a través del ejercicio de vivir en el presente. Podríamos pensar que siempre vivimos en el presente, pero lo cierto es que con frecuencia nos dispersamos entre la nostalgia por el pasado y la ansiedad por el futuro, haciendo que nos cueste desarrollar tareas específicas en el aquí y el ahora.
Mindfulness, también llamado atención plena pretende que seamos capaces de concentrarnos de forma consciente a la experiencia presente con interés, sin intentar apurar el ritmo para llegar al momento futuro sino aceptando el cauce de las cosas, evitando las preocupaciones por lo que no ha pasado o lo que ya pasó.
Ahora bien, ¿Cómo se aplica esto al entorno laboral? Aunque hay una creciente tendencia por llevar múltiples tareas casi de forma simultánea, no quiere decir que las estemos desarrollando de forma efectiva ni que le estemos prestando total atención a ninguna de ellas. Esto se traduce en situaciones que son difíciles de manejar y en poca estabilidad física-emocional para manejarlas.
Entre los beneficios que esta práctica podría tener para el entorno laboral están:
- Concentración. Los ejercicios de mindfulness buscan que nos mantengamos en el presente, lo que requiere un ejercicio mental que favorece la capacidad de mantenernos centrados al desarrollar las actividades de la jornada laboral con mayor eficacia.
- Claridad mental. Esta capacidad de concentrarnos en lo que acontece sin perturbarnos por lo que ya pasó o preocuparnos por el futuro. Nos otorga una mayor claridad para ver la complejidad de los proyectos, las tareas a desarrollar y tomar mejores decisiones.
- Manejo del estrés. El mantenernos en el presente nos prepara para manejar mejor aquellos estímulos del entorno, evitando el agotamiento de la mente por la saturación de pensamientos que se alejan de lo que necesitamos trabajar.
- Creatividad e innovación. Tener una mente descansada, permite que haya espacio para el desarrollo de nuevas ideas que le aporten a nuestro rendimiento laboral.
- Inteligencia emocional. A través del mindfulness logramos identificar y desarrollar una comprensión de las emociones propias y de los demás, permitiendo una mejor gestión de las relaciones laborales y la comunicación entre compañeros evitando posibles roces internos.