Innovar es un concepto que ha tomado especial relevancia durante el último siglo. En el ámbito empresarial no es diferente ya que puede definir la capacidad que tiene la empresa para dar respuesta a las demandas de los nuevos tiempos. El libro “Innovación: de la idea al éxito” de Francisco Pecorella trata sobre la innovación y precisamente sobre su importancia en las propuestas de negocios hoy en día, así como también en la estructura interna que pone en marcha la empresa.
Entre los aspectos a resaltar del libro está de que la innovación se tiene como una base, como un aspecto fundamental a partir del cual se pueden crear nuevos esquemas, ordenar procesos, medir expectativas, analizar resultados y visibilizar los cambios futuros. Se trata de hacer las cosas diferentes asumiendo la innovación como parte del ADN de la empresa y que, como afirma Pecorella, inevitablemente va vinculada a los cambios en los procesos, productos/servicios, personas o plazas.
La innovación debe ser entendida como un proceso, y por ello establece la necesidad de diferencias innovación de creatividad. Para ello, cita la diferencia que establece William Coyne, vicepresidente senior de I&D de la empresa 3M quien señala que “la creatividad es pensar en ideas nuevas y apropiadas, mientras que la innovación es la aplicación con éxito de las ideas dentro de una organización. En otras palabras, a creatividad es el concepto y la innovación es el proceso.” ¿Por qué resulta importante entender la innovación como proceso? Porque de este modo será entendida como una serie de acciones, sistemáticas, cuya ejecución coordinada llevará a la empresa a la consecución de los objetivos trazados en este sentido.
Otro punto importante a resaltar es la necesidad de implementar la innovación dentro de la cultura de la empresa, sobre lo que afirma Pecorella que es mejor definirlo de manera consciente, para moldearlo a favor de esa cultura que existe de todos modos y que dice tanto de la empresa. Así mismo afirma que la innovación dentro de la cultura de la empresa no se trata de un valor abstracto, sino que es perfectamente observable y medible.
Se observa a partir de “El número e intensidad de las sonrisas… sonrisas sinceras, de las que son contagiosas.” Así como también puede verse en “La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.” Siendo la autenticidad en este aspecto una clave para hacer del entorno laboral atractivo, tolerante a la diversidad y dónde los líderes tienen más preguntas que respuestas y el intento es reconocido con una sonrisa y es estimulado. Este tipo de características pueden hacer del ecosistema propicio, atractivo para el talento humano capaz de generar tendencias. Se trata de autenticidad creada por el practicar más de lo que se predica y sobretodo con responsabilidad.
En esta misma orientación afirma que la cultura de la innovación debe ser medible y diagnosticable. Para ello propone una herramienta que ya ha puesto en marcha, www.innoquotient.com, que ya diferentes empresas de diferentes tamaños, sectores y países han probado y que mide el grado de madurez de la cultura de la innovación de una organización.
Cabe resaltar que Pecorella hace especial énfasis en que todos los miembros de la organización deben asumir la innovación como parte de ellos y practicarla en cada proceso cuestionando de manera constante cuál es la mejor forma de hacer las cosas.
Se trata de un texto que permite ahondar en cómo debe implementarse la innovación en las prácticas empresariales, la importancia que tiene para el ámbito de los negocios en la actualidad y las transformaciones que vienen a partir de la misma. Cerramos con la siguiente cita: “Allí radica la cultura de la innovación: Ver las mismas viejas cosas con mirada nueva, ofreciendo otras formas de abordarlas. Por eso, en un mundo cada vez más complejo y más competitivo, las opciones se reducen a mantenernos en la pelea o desaparecer. Por eso innovar no es una opción, es un mandato.”