Un almacén, como su nombre lo indica, es un espacio donde se almacenan bienes. Una empresa que trabaje con mercancías necesariamente debe incluir en su procedimiento de logística este espacio.
Un almacén suele dividirse en tres localidades, uno donde se coloquen los materiales o ingredientes para elaborar los productos, el segundo donde se almacenen los productos en procesos y el tercero donde se almacenan los bienes terminados para su posterior comercialización.
Lo más recomendable es que coloques tu almacén dentro de la empresa o centralizado como se le suele llamar, ya que al hacerlo podrás obtener las siguientes ventajas:
-Necesitarás menos empleados.
-Lograrás tenerlo cerca del inventario y del centro de distribución.
-Te ahorrarás en transporte.
-Podrás gestionar el envío de manera más fácil y rápida.
-El inventario será más fácil de controlar.
-Las nuevas políticas de la gestión del inventario serán más fáciles de controlar.
Sin embargo, también tienes que tener presente que los almacenes locales o centros de distribución pueden acortar los tiempos de entrega, pues hay una mayor posibilidad de que los clientes estén geográficamente cerca de algún punto que no sea la empresa.